Ambliopía
Autor E.M. Dennison
La ambliopía es la condición en la que un ojo no ha desarrollado la visión tan rápida o completamente como el otro. El ojo con peor visión se llama ojo ambliópico; comúnmente se denomina «ojo vago».
La ambliopía es la condición en la que un ojo no ha desarrollado la visión tan rápida o completamente como el otro. El ojo con peor visión se llama ojo ambliópico; comúnmente se denomina «ojo vago». Normalmente, sólo un ojo está afectado por la ambliopía. La ambliopía es frecuente, afecta a dos o tres de cada 100 personas y es la principal causa de pérdida de visión monocular en adultos de entre 20 y 70 años (Kemper, Margolis y Downs, 1999). Dado que la ambliopía es un problema del desarrollo que puede tratarse y prevenirse si se detecta a tiempo, se recomienda realizar una prueba de cribado a todos los niños de entre tres y cuatro años para determinar si padecen ambliopía.
La ambliopía está causada por cualquier anomalía que interfiera en el uso normal de los ojos durante los primeros años críticos del desarrollo. Existen tres causas principales de ambliopía.
Tratamiento
El mejor momento para corregir este problema es durante la lactancia o la primera infancia, y el tratamiento debe intentarse mientras el sistema visual aún está en desarrollo. Este periodo se extiende al menos hasta los 7 años, pero la mejora visual puede ser posible hasta los 10-11 años de edad con un tratamiento agresivo. El tratamiento debe coordinarlo un oftalmólogo familiarizado con la ambliopía y debe abordar dos retos: en primer lugar, desarrollar la visión en el ojo ambliópico y, en segundo lugar, corregir la causa subyacente.
Para desarrollar la visión, hay que hacer que el niño utilice el ojo débil. Esto puede conseguirse poniendo un parche o cubriendo el ojo sano unas horas al día durante semanas o meses. Poner un parche en el ojo sano obliga al cerebro a utilizar las entradas del ojo débil y ayuda a éste a desarrollar una mejor visión. En los niños que no pueden ponerse el parche de forma fiable, la ambliopía puede tratarse difuminando la visión del ojo sano con gotas o lentillas. Esto también es eficaz para obligar al niño a utilizar el ojo más débil. En la mayoría de los casos, cuanto más joven sea el niño, menor será el tiempo que el ojo ha sido vago y menor será el tiempo necesario para el tratamiento. Incluso después de restablecer la visión en el ojo débil, puede ser necesario aplicar parches a tiempo parcial durante varios años para mantener la corrección. Una vez iniciado el parcheado, es importante seguir atentamente las instrucciones del oftalmólogo y acudir con frecuencia a las citas para controlar los progresos. Aunque la visión haya mejorado en el ojo vago, hasta que se complete el desarrollo visual la visión puede volver a empeorar. Los parches no controlados o demasiado intensos pueden reducir la visión del ojo sano, por lo que el tratamiento debe controlarse cuidadosamente. En 2002, el Pediatric Eye Disease Investigator Group del Children's Hospital de Columbus (Ohio) realizó un estudio sobre el uso de parches en comparación con el uso de atropina para desenfocar la visión del ojo sano. Descubrieron que en los niños con ambliopía grave, el parche funciona más rápido. Sin embargo, en los niños con ambliopía moderada (20/40-20/100), el uso de gotas oftálmicas de atropina producía una mejoría de magnitud similar a la del parche. Sus conclusiones fueron que ambas son modalidades adecuadas para el tratamiento inicial de la ambliopía moderada en niños de tres a menos de siete años. Por lo tanto, la mayoría de los oftalmólogos deberían estar dispuestos a tener en cuenta la preferencia de los padres a la hora de prescribir la terapia. La segunda parte esencial del tratamiento debe abordar la causa de la ambliopía. A menudo es necesaria la cirugía de estrabismo para alinear los ojos. Si existe un error de refracción desigual, se prescribirán lentes correctoras que deberán llevarse fielmente. Si el problema es la oclusión, habrá que tratarla (levantar un párpado caído o eliminar una catarata). Pero incluso después de la intervención quirúrgica o de la colocación de gafas, siempre hay que recordar que la ambliopía no se cura tratando únicamente la causa. El ojo más débil debe fortalecerse para poder ver con normalidad, y esto suele implicar el uso de parches (terapia de oclusión) o gotas que desenfocan el ojo mejor (penalización). El éxito del tratamiento de la ambliopía depende de la gravedad de la ambliopía y de la edad del niño cuando se inicia el tratamiento. Si la ambliopía se descubre por primera vez en un niño mayor, es posible que el tratamiento no tenga éxito. La pérdida de visión por estrabismo o errores de refracción desiguales puede tratarse con éxito a una edad mucho mayor que la ambliopía causada por oclusiones en el tejido del ojo. A menudo, las afecciones asociadas a la ambliopía pueden ser hereditarias. Los niños de una familia con antecedentes de «ojo vago», ojos bizcos o ambliopía deben ser revisados por un oftalmólogo en el primer año de vida y cada año a partir de entonces hasta que se tenga la certeza de una visión normal en ambos ojos. Posibles efectos en el funcionamiento visual
La ambliopía suele ser difícil de reconocer. A menos que el niño tenga un ojo muy desviado o una anomalía evidente, nada hace pensar que algo pueda ir mal. La ambliopía se detecta detectando una diferencia de visión entre ambos ojos. La mayoría de los niños no son conscientes de que tienen un ojo fuerte y otro débil hasta que es demasiado tarde. Si la ambliopía no se trata, el ojo ambliope puede empeorar y la agudeza de ese ojo podría disminuir y volverse intratable.
Incluso con los dos ojos abiertos, la ambliopía provoca una pérdida permanente de la percepción de la profundidad y cierta pérdida del campo visual. La agudeza estereoscópica nunca es normal en la ambliopía no tratada, y ciertas ocupaciones deben excluir a los individuos con ambliopía debido a su mala percepción de la profundidad. En el peor de los casos, el ojo sano puede enfermar o lesionarse y la persona debe depender del ojo ambliope, lo que puede provocar una mala visión de por vida. Adaptaciones visuales y otras consideraciones
Al trabajar de cerca con material de lectura y escritura, el niño puede perder su sitio, experimentar cierta fatiga ocular y visión borrosa y tener dificultades para concentrarse. Por lo tanto, serán necesarios frecuentes periodos de descanso. Los asientos deben favorecer el mejor ojo del alumno. Deben utilizarse materiales con buen contraste y reducirse al máximo los reflejos. Al levantarse y desplazarse, el niño puede tener dificultades con las bajadas y los escalones y para alcanzar con precisión, por lo que puede necesitar más tiempo para adaptarse a las nuevas situaciones. Familiarizarse con el entorno puede ayudar al niño a anticipar distancias y alturas mientras se desplaza.
Referencias para lecturas complementarias
Fuentes de parches oculares
Folleto para cuidadores
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Author: Dennison, E.M. (2003) Eye Conditions in Infants and Young Children that Result in Visual Impairment, and Syndromes and Other Conditions that May Accompany Visual Disorders. North Logan, UT: Hope Incorporated
photo: BC Doctors of Optometry
photo: BC Doctors of Optometry