Estrategias básicas para relacionarse con niños (desde el nacimiento hasta los 3 años) con ceguera o deficiencia visualLos niños ciegos o con deficiencias visuales aprenden a conocer el mundo de forma diferente. He aquí diez estrategias básicas para ayudar a proveedores y cuidadores a establecer relaciones de confianza con estos niños. Garantizar interacciones positivas es clave para ayudar a los niños a convertirse en aprendices activos y fomentar su independencia.
#1. Mano bajo mano
Dar al niño la opción de participar en una actividad fomenta su independencia al permitirle convertirse en un aprendiz activo en lugar de un participante pasivo.
#2. Primero los pies
Una vez que el niño se sienta cómodo con el nuevo objeto a sus pies, puede acercarlo poco a poco a las manos para que lo explore mano a mano o de forma táctil e independiente. Consejo divertido: coloque papel de mylar bajo los pies del niño para enseñarle la relación causa/efecto; hace un ruido como de arrugas y requiere muy poco movimiento por parte del niño.
La técnica de los pies por delante funciona bien para el juego sensorial y la hora del baño. Pon agua (o materiales sensoriales como judías secas, arroz, agua, espuma de afeitar, etc.) en una bandeja de horno o en un recipiente poco profundo y colócalo cerca de los pies del niño. Si el niño está indeciso, tóquelo con la mano por debajo de los pies o rocíe suavemente unas gotas sobre sus pies. Ve despacio. Cuando el niño se sienta cómodo con el sonido y la sensación, puedes introducirle los pies en el agua poco a poco. #3. LímitesLa visión es un sentido sintetizador: nos da información en una fracción de segundo sobre muchas cosas que ocurren en el entorno. Sin acceso inmediato a esta información, los niños con deficiencias visuales pueden no sentirse seguros para moverse y explorar. El uso de «límites» físicos indica al niño «dónde está» en un espacio determinado y contribuye a crear una sensación de comodidad y seguridad.
Cree límites físicos (un «espacio de trabajo») para definir una zona en la que su hijo pueda jugar y explorar con seguridad. Empezar con un espacio pequeño, como un cesto de la ropa sucia vacío o una piscina de plástico. con algunos de sus juguetes favoritos crea una sensación de seguridad y familiaridad. Los límites pueden ser tan sencillos como sentar a tu hijo con la espalda apoyada en el sofá y ponerle los juguetes delante. #4. Tiempo de esperaLos bebés y los niños pequeños tienen un control limitado sobre lo que ocurre durante sus rutinas diarias. Crear oportunidades de participación activa en el juego y otras actividades es esencial para fomentar la comunicación y promover la iniciativa propia. El tiempo de espera consiste en esperar a que el niño haga un movimiento en lugar de depender de un adulto para que le dé indicaciones y le guíe.
Prueba esto: empieza una actividad que le guste a tu hijo (tocar un tambor, saltar en tu regazo, cantar una canción). Al cabo de un minuto más o menos, detenga la actividad y diga algo como «¿quieres más tambor?». Espere tranquilamente a que el niño responda con un sonido, un gesto o un movimiento. (Esto puede llevar hasta 30-60 segundos mientras usted cuenta en silencio mentalmente, pero no se dé por vencido). El tiempo de espera permite al niño decidir sin interrupciones si desea continuar con la actividad y, a continuación, resolver el problema de «qué hacer a continuación» para continuar. Asuma que cualquier movimiento o sonido es una indicación de que a su hijo le gustaría continuar con la actividad y responda inmediatamente. «Tú (has dicho “aah”, has pateado la pierna, has movido la mano), me estás diciendo '¡Más tambor!» y, a continuación, golpee el tambor un par de veces. Con paciencia y práctica, tu hijo aprenderá el poder de sus movimientos/sonidos: ¡una clave para la comunicación! El tiempo de espera también te dará tiempo para leer las señales de tu hijo. (Véase más abajo «Cómo leer las señales del niño»). #5. Aprendizaje sensorial
La siguiente vez, puede tocar el tambor suavemente mientras su hijo toca el tambor con las manos o los pies para sentir la vibración.
La tercera vez, su hijo puede estar preparado para tocar el tambor (solo o con su ayuda utilizando la técnica de mano bajo mano). #6. Descripciones verbalesLos niños con deficiencias visuales no pueden confiar únicamente en la información visual para comprender el mundo que les rodea. Las descripciones verbales de un adulto o un compañero son una herramienta importante para dar sentido y contexto a la experiencia que el niño está viviendo en ese momento.
Para los niños pequeños, el simple hecho de etiquetar lo que están haciendo proporciona información valiosa. "¡Sacude, sacude, sacude! Estás agitando la maraca». También es útil hacer hincapié en las palabras para identificar la información sensorial: «¡Oyes ladrar al perro!», «¡Ese polo está frío!». Empareja las palabras con objetos o actividades que estén ocurriendo en el momento para que tus descripciones tengan sentido. «Te estamos tirando de la camisa por la cabeza ¡Tu camisa es roja!». Céntrese en la actividad concreta para no confundir a su hijo. A la hora de comer, utilice palabras descriptivas sobre el sabor de la leche o su temperatura, o explíquele cómo la está bebiendo de una taza, no sobre el sonido que hace una vaca. Está bien utilizar palabras de «ver» como «¡mira el camión rojo!»; algunos niños «miran» con las manos. Asimismo, avise de lo que va a ocurrir a continuación durante una actividad, por ejemplo: «¡Voy a recogerte! Uno, dos, tres... ¡Arriba!». Esto ayudará a su hijo a anticipar el cambio y a estar preparado, en lugar de sobresaltarse. #7. Oportunidades de comunicaciónComo padres y cuidadores, nos corresponde crear oportunidades para que el niño se comunique, pero también debemos prestar atención a cómo se comunica con nosotros.
La comunicación no siempre es vocal; a menudo entendemos lo que otros nos dicen simplemente observando su lenguaje corporal. Fomente los intentos de comunicación de su hijo reconociendo sus sonidos y gestos del mismo modo que lo haría si utilizara palabras. Utiliza el turno de palabra en la comunicación. Repita los sonidos que hace un bebé o ponga palabras a lo que intenta decirle: dígale: «¡Tirar bloques significa “ya está”!». Sé respetuoso con la elección de tu hijo. Aunque no puedas atender su petición, reconoce que le has oído («Quieres tu coche, pero es hora de comer» o «Primero el pañal, luego los libros»). Pruebe lo siguiente: «Interrumpe» una actividad deteniéndote a la mitad para dar a tu hijo la oportunidad de indicar que quiere más (cantar o columpiarse son actividades fáciles para empezar). Cuando su hijo vocalice o mueva el cuerpo, asuma que es una petición para continuar con la actividad (véase la estrategia del tiempo de espera más arriba). Los niños aprenden mejor cuando participan activamente en un juego, una rutina o una activi #8. Leer las señales del niñoA menudo, las acciones valen más que mil palabras, pero estas «señales» varían mucho de un niño a otro, así como de una situación a otra. Un niño con discapacidad visual puede utilizar su cuerpo de formas que nosotros malinterpretamos, por lo que es importante dedicar tiempo a entender lo que intenta decirnos.
Si no respondemos a los intentos de comunicación de un niño, es posible que deje de intentar expresarse o que aprenda que debe esperar a que un adulto le incite a participar en una actividad. (Véase más arriba Oportunidades de comunicación y tiempo de espera).
#9. Utilice objetos realesPara los niños ciegos o con deficiencias visuales, el desarrollo de conceptos o la comprensión de «grandes ideas» sólo se produce a través de diversas experiencias prácticas y multisensoriales.
Sólo cuando el niño tenga los conceptos completos podrá empezar a entender las representaciones de los objetos mediante comparaciones (tanto el coche de verdad como el de juguete tienen cuatro ruedas redondas; ¿qué coche es más grande? ¿en cuál se puede montar?).
#10. Rutinas y repetición
Por ejemplo, jugar con una pelota es mejor que limitarse a tocarla. Al hacerla rodar de un lado a otro, el niño puede anticipar cuándo se acerca o cuándo se aleja. Tocando la pelota y manipulándola de diferentes maneras, aprenden sobre el tamaño, la textura y el peso, cómo hacer que la pelota ruede rápido o despacio o cómo hacer que rebote.
El aprendizaje no puede dejarse al azar. Las habilidades comunicativas específicas (véase Oportunidades de comunicación más arriba) pueden vincular la experiencia a conceptos más amplios, y el toma y daca de jugar a la pelota con un compañero es una alegría compartida. |