¿Por qué son tan importantes los ojos de mi bebé?
La visión es responsable de entre el 80 y el 90% del aprendizaje temprano de su hijo.
La visión es como una orquesta de tres músicos. El ojo, el nervio óptico y el cerebro deben trabajar juntos en armonía para que su hijo pueda aprender e interactuar con su entorno. Según los expertos, la visión es responsable del 80 al 90% de lo que aprende el niño durante su primer año de vida. Esto significa que si su hijo tiene dificultades para ver con claridad, su desarrollo puede verse afectado.
En un bebé normal, el ojo es el órgano más desarrollado del cuerpo al nacer, y se desarrolla más rápidamente que cualquier otro inmediatamente después del nacimiento. Aunque a esta edad la vista sigue siendo deficiente, los objetos que se mueven y tienen un gran contraste estimulan el desarrollo de la visión. El rostro humano es ideal para atraer y mantener la atención del bebé, e incluso desde el nacimiento, los bebés videntes pueden imitar expresiones y acciones faciales. Durante los siguientes seis meses de vida de un bebé normal, su sistema visual se desarrolla gradualmente. Primero, los ojos aprenden a enfocar y a moverse en equipo para recoger información. Después interviene el cerebro para procesar la información visual. El cerebro combina la información recibida a través de la vista con la que le llega a través de los demás sentidos (tacto, oído, gusto y olfato) y la conciencia de la posición del cuerpo en el espacio. Con el desarrollo de la vista se sientan las bases del desarrollo motor, como gatear, caminar y la coordinación mano-ojo. Los bebés empiezan a notar y comprender todo tipo de cosas en su vida cotidiana: las voces de sus padres, la textura de un juguete o una manta, el olor de la leche y otros alimentos, la sensación de mover brazos y piernas en el espacio. Los bebés ciegos o deficientes visuales no compensan automáticamente su falta de visión desarrollando los demás sentidos. Hay que enseñarles a dar sentido a la información que les proporcionan los demás sentidos y aprovechar al máximo la visión que tienen. El mejor lugar para fomentar este desarrollo es el hogar. Los bebés y los niños pequeños aprenden mejor con personas conocidas y en entornos familiares: con sus padres o cuidadores, en casa o en un entorno comunitario. Los padres o cuidadores son sus primeros «maestros», pues les animan a explorar y dar sentido a su entorno a través del juego y las rutinas diarias. Si sospecha que su bebé tiene una deficiencia visual o su hijo se ha sometido a un examen visual que indica alguna preocupación, concierte inmediatamente una cita con un oftalmólogo pediátrico. Una vez confirmado el diagnóstico, puede ponerse en contacto con Early Intervention Colorado para solicitar servicios. Estos programas son gratuitos y pueden proporcionar terapias y servicios de apoyo adaptados a las necesidades de su hijo. Esto puede incluir formación en orientación y movilidad, desarrollo de habilidades sociales y de la vida diaria y otros servicios especializados. Se le pondrá en contacto con un Profesor de Intervención Temprana para Discapacitados Visuales (EI-TVI) que trabajará estrechamente con su familia en su casa y en otros entornos comunitarios para fomentar los puntos fuertes de su hijo. Un EI-TVI también hace lo siguiente:
Por encima de todo, un EI-TVI proporciona autonomía y apoyo. Como comentó un padre después de recibir los servicios de A Shared Vision, "¡Estamos muy agradecidos de tener a nuestra profesora como parte de nuestro equipo de intervención temprana! Ella es un recurso maravilloso y una persona aún más maravillosa. Sus ideas y ayuda nos han ayudado a aprender cómo apoyar mejor a nuestro hijo mientras aprende a desenvolverse en el mundo."
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